Debes negarte a los ansiosos y a los reservados, incluso ofreciéndoles lo que piden.
Dos tragedias hay en la vida: no lograr lo que el corazón ansía y lograrlo.
Ningún negocio humano merece mucha ansiedad.
No hay fuente que pueda saciar tu ansiedad por mucho que bebas; el alma es un vaso que sólo se llena con la eternidad.