No desperdicies lágrimas frescas sobre penas antiguas.
El hombre superior es el que siempre es fiel a la esperanza; no perseverar es de cobardes.
Más vale un entendimiento que muchas manos.
Odio al sabio que no lo es para él mismo.
Detesto la ayuda de los amigos lentos.
Cuando la fortuna sonríe, ¿qué necesidad hay de amigos?
El cambio es siempre agradable.