La casa de un hombre es su castillo.
El día en que las desgracias hayan aprendido el camino de tu casa, múdate.
Un hogar no es hogar mientras no se sienta junto a él una mujer.
Vale más una migaja de pan con paz de toda la casa llena de viandas con rencillas.
Cierra la puerta de tu casa y estarás en paz.
El hijo pródigo que retorna a casa del padre varias veces, convierte el arrepentimiento en manida costumbre.
Con el dinero se puede fundar una casa espléndida, pero no una familia dichosa.