El único medio que tiene una mujer para reformar a un hombre es fastidiarle de tal modo que le haga perder todo interés por la vida.
Hay que procurar hacerlo todo muy lentamente, pues en cuanto una reforma se establece, el pueblo quiere otra y lo mismo se cae del poder por otorgar demasiadas concesiones que por oponerse demasiado a concederlas.