Cuando la fortuna libera a los hombres de todo temor, ya no hay seguridad para ellos, pues la negligencia les deja sin apoyo y expuestos a todos los peligros.
No es propio del médico entonar cantos mágicos ante la dolencia que necesita el bisturí.
La negligencia de los deberes menudos sirve de aprendizaje para las faltas grandes.