Nuestra sociedad ha llegado a un momento en que ya no adora al becerro de oro, sino al oro del becerro.
Este metal, que resplandece ardiente, / y tanta envidia es poco bulto encierra.
Hubo una edad de oro cuando no se conocía todavía el oro.
Con oro, cualquiera hace poesía.
Es el oro, señor, la quinta esencia del poder de la Tierra.
Ninguna fortaleza es tan inexpugnable que no puede entrar en ella un mulo cargado de oro.
La edad de oro retorna a los hombres cuando aunque sea sólo momentáneamente se olvidan del oro.