Medir las palabras no es necesariamente endulzar su expresión, sino haber previsto y aceptado las consecuencias de ellas.
No le temas al fracaso, que no te hará más débil, sino más fuerte.
Recuerda siempre que tu propia resolución de triunfar es más importante que cualquier otra cosa.
Voy despacio, pero jamás desandando lo andado.
Si dispusiera de ocho horas para cortar un árbol, emplearía seis en afilar el hacha.
Es difícil hacer a un hombre miserable mientras sienta que es digno de sí mismo.
Casi todas las personas son tan felices como se deciden a serlo.