El líder exitoso debe entender y aplicar el principio del esfuerzo cooperativo y ser capaz de inducir a sus seguidores a hacer lo mismo. El liderazgo exige poder y el poder exige cooperación.
El liderazgo eficiente requiere la habilidad de organizar y dominar detalles. Nunca un líder genuino está demasiado ocupado para hacer cualquier cosa que le pueda ser requerida en su capacidad de líder.
Las puertas de la oficina de un verdadero líder están abiertas a todos aquellos que quieran entrar, y su lugar de trabajo está libre de toda formalidad u ostentación.
Tras toda esta demanda de cosas nuevas y mejores hay una cualidad que uno debe poseer para ganar y es la definición del propósito, el conocimiento exacto de lo que uno quiere y un deseo ardiente de poseerlo.
Piensa a lo grande y tus hechos crecerán; piensa en pequeño y quedarás atrás; piensa que puedes y podrás; todo está en el estado mental.
Cuando fracases, considéralo como una señal de que tu plan no era bueno. Vuelve a planear y emprende de nuevo el viaje hacia el logro de tus metas.
La derrota temporal deberá significar una sola cosa: el conocimiento de que hay algo malo en el plan.
Cada persona que vence en cualquier empresa debe estar dispuesta a quemar sus naves y eliminar todas las posibilidades de dar marcha atrás. Sólo así puede tener la seguridad de mantener ese estado mental conocido como deseo ardiente de ganar, esencial para el éxito.
Un deseo ardiente de ser y de hacer es el punto inicial desde el que el soñador debe lanzarse. Los sueños no están hechos de indiferencia, pereza ni falta de ambición.