La perseverancia es invencible. Por ello, el tiempo, en su acción, destruye y derriba toda potencia.
Un ejército de ciervos dirigido por un león es mucho más temible que un ejército de leones mandado por un ciervo.
El alma más fuerte y mejor constituida es la que no se enorgullece ni enerva con los éxitos y a la que no abaten los reveses.