La excelencia de un líder se mide por su capacidad para transformar los problemas en oportunidades.
Durante los primeros cuatro años, ninguna nueva empresa produce beneficios. Ni siquiera Mozart empezó a escribir música hasta que tuvo cuatro años.
No se trata de una personalidad magnética; eso puede ser sólo facilidad de palabra. Tampoco de hacer amigos o influir sobre las personas; eso es adulación. El liderazgo es lograr que las miradas apunten más alto, que la actuación de la gente alcance el estándar de su potencial y que la construcción de personalidades supere las limitaciones personales.