Sólo una cosa convierte en imposible un sueño: el miedo a fracasar.
Nadie está a salvo de las derrotas. Pero es mejor perder algunos combates en la lucha por nuestros sueños, que ser derrotado sin saber siquiera por qué se está luchando.
Esperar duele. Olvidar duele. Pero el peor de los sufrimientos es no saber qué decisión tomar.
No eres derrotado cuando pierdes, sino cuando desistes.