Las preguntas descubren la amplitud del ingenio, y las respuestas su agudeza.
Antes de utilizar una bella palabra, hacedle sitio.
Buscando las palabras se encuentran los pensamientos.
La razón puede advertirnos sobre lo que conviene evitar; pero sólo el corazón nos dice lo que es preciso hacer.
Los que nunca varían de opinión se aman a sí mismo más que a la verdad.
El objeto de toda discusión no debe ser el triunfo, sino el progreso.
El azar es casi siempre favorable al hombre prudente.