Al mundo no le importa tu autoestima. El mundo espera que logres algo, independientemente de que te sientas bien o no contigo mismo.
Nuestra mayor fuente de conocimiento son nuestros clientes más insatisfechos.
El secreto del éxito en los negocios está en detectar hacia dónde va el mundo y llegar ahí primero.
Está bien celebrar el éxito, pero es más importante tener en cuenta las lecciones del fracaso.
Dedicarse a servir cervezas o llevar pizzas no te quita dignidad. Tus abuelos lo llamaban de otra forma: «oportunidad».