La historia de la filosofía occidental es, después de todo, poco más que una serie de notas a pie de página en la filosofía de Platón.
La filosofía es algo humano y está lejos de ser mera teoría abstracta; es, además, una propedéutica de elevación, pues eleva al hombre a la realización de lo verdadero, lo bueno y lo bello.
El encanto de la filosofía estriba más que en el éxito problemático de la afirmación, en el esfuerzo desplegado al meditar.