Cuando el dinero está en juego, nunca seas el primero en mencionar cifras.
Yo hago lo imposible, porque lo posible lo hace cualquiera.
No puedo cambiar la dirección del viento, pero sí ajustar mis velas para llegar siempre a mi destino.
Hay quien niega la aflicción, señalando al sol. Hay quien niega al sol, señalando la aflicción.
El amigo mío aquel que me socorre, no el que me compadece.
En el arte no hay malos motivos; hay motivos mal empleados.
El hombre cuerdo espera de los malvados recibir mucho más daño que el que recibe.
Las almas grandes siempre están dispuestas a hacer una virtud de una desgracia.
La amistad proporciona el sentimiento de lo duradero, y el amor de lo eterno. Es el egoísmo lo que sobrevive a una y a otro.
Es más importante saber cómo fracasar que saber cómo tener éxito.
Todo, dice un texto antiguo, puede esperarse del hombre mientras vive.
La posteridad no es un juez; es una turba. Ama y odia, sobre todo, odia.
Le es más difícil a los ricos adquirir la sensatez, que a los sensatos la riqueza.
Negar la verdad es un adulterio del corazón.
El propio vicio pierde la mitad de su maldad cuando pierde toda su grosería.